lunes, 23 de febrero de 2009

Era el regreso del inerte círculo.
Más de lo mismo.
Menos de lo que nunca logró nacer.

Era lejana como la lluvia
su espalda transparente.
Despidiéndose de tanta muerte.
Repitiéndose
entre las
baldosas.

Era un cristal noctámbulo
que jugaba a la rayuela
solo por saltar en un pie.
El desequilibrio de las palabras
sin comas.

El quería jugar a eso,
a ser
un círculo
sin centro.

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