“(…)Qué gozosa es la virginal suerte del inocente.
Olvidan al mundo, y son por el mundo olvidados.
Eterno resplandor de una mente sin recuerdos!
Por cada rezo, cada deseo es resignado;
Trabajan y descansan, al mismo tiempo;
Dóciles durmientes que pueden despertar y llorar;
los deseos son reparados, pero no así los afectos;
las lágrimas deleitan, y los suspiros hacer llegar hasta al Cielo.
A su alrededor brilla la gracia que serena
Y ángeles le suspiran y aprontan sus sueños de oro.(...)”
Fragmento del poema “Eloísa para Abelardo” (1717)
de Alexander Pope (Inglaterra 1688-1744)
poema que nace en homenaje a aquellos dos míticos amantes del saber y del amor que marcaron el alma de todos aquellos que se presten como humanos y sensibles.
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