Un par de manos sobre
esta mesa ajada.
Vos patas
para arriba.
La opaca realidad de
un lunes agrisado en sus rincones
y en el medio
de las horas ausencias de vos
se materializan.
La lluvia,
esa pared blanca,
una colilla.
El atravesamiento de los cuerpos
cuando se ven de espaldas
en la huida.
Desavenirse
es quizás
morirnos un poco.
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