lunes, 6 de julio de 2009

DISTANCIA...

Esa distancia que me separa del aire, del estornudo, del símil cuero, del hambre y la nostalgia. Esa que me estimula, me ciega, comprende que hay un mundo que parece estar destruyéndose a sí mismo. La inconsciencia de los engripados, de los taxistas, de las hijos sin abrigo. La estabilidad que se va al carajo, que nunca existió, y la idioscincracia de los que todavía confían en los discursos de micrófono. De las empresas por venderse, de los votos on sale, de la marcha peronista, de los barbijos animal print que salieron nuevos y quedan-re-top, y me cerraron el colegio pero estrena EradelHielo. Muere gente que no murió jamás, toda junta. Los puntos de venta de Paco, los mitos del hambre, el Indec, el sacramento del matrimonio, acaban destruídos. Mientras subsisten el tráfico de bebés, el Gran cuñado-primo-hijo-ñoqui, el despido masivo, los Caza Talentos por TV, la izquierda, la derecha, la tuberculosis, la menopausia del gobierno, Moria y el regreso de Guido y Susana Giménez, planes trabajar por-no-trabajar, DNIs truchos, alcohol trucho, motochorros, justoatiempo, no hay monedas. Esa distancia, la que elegimos para callarnos, butaca de por medio, la que tengo con mi mejor amigo que está en España, la que recorre el 115, la que gracias a la tecnología no tengo, o mejor dicho, esa distancia, que día a día, nos elimina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores