martes, 6 de octubre de 2009

Una joyita de César Vallejos

Aquella noche de setiembre, fuiste
tan buena para mí...hasta dolerme!
Yo no sé lo demás; y para eso,
no debiste ser buena, no debiste.

Aquella noche sollozaste al verme
hermético y tirano, enfermo y triste.
Yo no sé lo demás...y para eso,
yo no sé por qué fui triste...tan triste!

Solo esa noche de setiembre dulce,
tuve a tus ojos de Magdala, toda
la distancia de Dios...y te fui dulce!

Y también fue una tarde de setiembre
cuando sembré en tus brasas, desde un auto,
los charcos de esta noche de diciembre.

2 comentarios:

Seguidores