Tres Cabezas Producciones, organizan el ciclo de lecturas, cine y performance en vivo que se realiza cada martes en Jeckyll & Hide. Esta vez, me tocó pasar al micrófono y compartir entre cervezas, risas, distraídos y aplausos infundados, esta lectura que les comparto. Gracias por estar y leer, siempre.
Él
estaba
lleno de una boca de niño.
Delineaba
frases hechas en la vereda
y causas que
se escapaban en triciclo.
Creímos en las cosas
que ya para entonces
no nos pertenecían.
Lo besé como si lo hubiera besado
toda la vida.
A veces no nos permitimos
estar solos
y
entonces
jugamos
a que el amor es pasto
o es
una pelota.
Y nos abrazamos en
un castillo hecho
de arena.
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Cuando nos fuimos
quedó el eco de nosotros
diciendo
dónde iban a estar las cosas, la cama, la cocina, las macetas, los cuadros.
Deletreando habitacionesy materiales.
Dejando estelas en el piso.
Para no perdernos
del camino
aquella seguridad.
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De aquellos días
a las dos de la tarde
recuerdo
que venías a buscarme
y nos acompañábamos a algún lugar.
Hacíamos tareas,
cumplíamos un papel.
Todo performaba con elegancia.
Los pasos, los lunares, los balcones.
Las partículas acomodándose.
Todo el tiempo.
Todo el tiempo.
Como si la vida tuviera un tamaño
determinado.
Y no la medida
finita
de nosotros.
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Se manifiesta
melancólico
y tibio como
ese vaso de agua detenido
en la mesita
de luz que no uso.
Será el comienzo de todos los fuegos
y del ayuno.
O quizás si estuviera muerta
tan solo
no me levantaría.
Nunca tomaría ese vaso de agua.
O es
despertar
y respirar.
Y seguir un lunes
cualquiera.
Me gusta mucho lo que estás escribiendo y creo en la perversa idea de que la felicidad no es una buena inspiración para la escritura.
ResponderEliminarTe sigo leyendo por acá o por allá.
Gracias Albertttttttttttttt TINA jaja Besito
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