No moriré hoy. Hay dos maneras de saberme viva.
Una es aceptar que no habrá
dos toallas colgadas en el baño. Las marcas en la almohada serán mías. El sabor
de los platos. Las mañas. Ganaré tiempo encontrando los libros. La sal. Las
biromes. Llenaré los espacios de la casa con todos los cacharros de la vida. Me
despertaré sin reloj. Me dormiré sin saludar. Quizás me compre un pasaje. Aprenda
a irme o a volver.
La otra es asumir que no sabré más detalles de los que me
contaste esa tarde. Qué remera estás estrenando. Quién te acaricia el pelo.
Es interesante cómo la memoria desglosa las cosas a su medida. Conservamos los tonos de voz y no la risa. Los olores pero no los silencios.
Es interesante cómo la memoria desglosa las cosas a su medida. Conservamos los tonos de voz y no la risa. Los olores pero no los silencios.
El recuerdo por omisión promete que las cosas dolerán menos, aunque sea una mentira piadosa.
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